Pese a que el consenso médico no recomienda el consumo de ninguna bebida alcohólica bajo ninguna circunstancia, existen estudios científicos que muestran las ventajas para la salud del consumo moderado que pueden aportar algunas bebidas. Este es el caso del vino, por ejemplo, cuya investigación sobre sus efectos en la salud ha crecido progresivamente a lo largo de los últimos 20 años. Concretamente, en 2019 se ha alcanzado un máximo histórico con más de 1.230 artículos científicos publicados sobre vino y salud.
El vino es considerado un alimento, como lo recoge la Ley 24/2003 del 10 de junio de la Viña y el Vino, y forma parte de la denominada dieta mediterránea. En este sentido, cada vez son más las investigaciones que avalan los beneficios de su consumo moderado y en 2019 destacaron cinco estudios en esta línea, que han sido recopilados por la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE), en colaboración con la Fundación para la Investigación del Vino y la Nutrición (FIVIN):
1. El vino puede prevenir enfermedades como el Alzhéimer. En mayo de 2019 un equipo de científicos españoles coordinados desde la Universidad de Castilla-La Mancha publicaron en la prestigiosa revista Free Radical Biology and Medicine los resultados inéditos de una investigación que contribuyen a conocer de forma precisa el funcionamiento del resveratrol, presente en la uva tinta.
Sobre el consumo de esta molécula, Mairena Martín, catedrática de Bioquímica y Biología Molecular de la UCLM, asegura que “el vino tinto es rico en moléculas con efecto antioxidante, entre ellas, polifenoles entre los que se encuentra el resveratrol”. Además, explica que estas moléculas “disminuyen, e incluso bloquean, el estrés oxidativo que está relacionado con muchas patologías, como las cardiovasculares, las neurodegenerativas como el Alzhéimer. Por todo esto, un consumo moderado de vino se ha considerado saludable”.
2. Reduce el riesgo cardiovascular. En el mes de junio de 2019, el equipo de investigación dirigido por el Dr. Estruch y en colaboración con el equipo de la Dra. Lamuela-Raventós, ambos pertenecientes a la Universidad de Barcelona y al CIBEROBN (Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición, del Instituto de Salud Carlos III), publicaba en la revista Clinical Nutrition el estudio titulado El consumo de vino blanco añejo con moderación modula factores de riesgo cardiovascular a través de su efecto sobre células endoteliales progenitoras y biomarcadores inflamatorios.
Este estudio, en el que han participado 38 voluntarios, ha permitido profundizar en el conocimiento sobre el efecto del consumo moderado de vino blanco añejo en marcadores de salud cardiovascular, relacionados con la aterosclerosis, en hombres con riesgo cardiovascular elevado.
Después de la intervención, los resultados mostraron cómo el consumo de vino parecía incrementar el número de células endoteliales progenitoras presentes en sangre. Este tipo de células actúan como defensa frente al daño en la superficie de los vasos sanguíneos, reparándolos y restaurando su funcionalidad. Asimismo, tras el consumo de vino se observaban menores niveles de marcadores de inflamación, una mejora de la tensión arterial diastólica y de los niveles de colesterol HDL, el conocido como «colesterol bueno», así como una mayor concentración de la apolipoproteína A1, relacionada con el transporte del colesterol HDL, y un incremento de los niveles de ácido fólico y hierro.
3. El consumo moderado de vino tinto puede impedir la progresión del cáncer de próstata. Este mismo mes se publicaron los resultados del estudio iniciado en 1986 por la Universidad de Harvard sobre cómo influye la dieta en el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón o el cáncer.
Estos investigadores analizaron la relación entre el consumo de alcohol y el riesgo de desarrollar cáncer de próstata en 47 568 participantes sanos que no habían desarrollado cáncer antes del inicio del experimento, ni tenían problemas con el alcohol. Después de 25 años de estudio, 869 personas habían fallecido a consecuencia de este tipo de cáncer. Pero los investigadores observaron que el consumo moderado de alcohol se asociaba con una menor probabilidad de morir debido al cáncer de próstata. Los participantes que desarrollaron cáncer de próstata (sin metástasis) durante el estudio y continuaban bebiendo vino tinto después de que los médicos lo detectasen parecían tener un menor riesgo de fallecer a consecuencia de él. Lo que planteaba la posibilidad de que el consumo de vino tinto fuese capaz de impedir la progresión del cáncer.
Los científicos concluyeron que un consumo moderado de alcohol no parecía asociarse con un mayor riesgo de fallecer a consecuencia de un cáncer de próstata. Y que un consumo moderado de alcohol en los hombres con cáncer de próstata no parecía estar relacionado con un peor avance de la enfermedad.
4. Reduce el riesgo de sufrir diabetes tipo 2. La revista científica British Medical Journal (BMJ), una de las más relevantes en el área de la medicina a nivel internacional, difundió en julio de este año una revisión que repasaba la evidencia científica sobre la relación entre dieta y diabetes tipo 2, publicada en forma de 53 metanálisis.
En el caso del vino, la investigación destacó que cuando se comparaba con tanto con la ingesta nula de vino como de consumo bajo y moderado de vino se asociaba con un menor número de casos nuevos de diabetes tipo 2. Por lo tanto, los autores indican que los resultados encontrados por este estudio en relación al consumo de alcohol sugieren que un consumo moderado podría asociarse con un menor riesgo de diabetes tipo 2. Pese a esto, los expertos recuerdan que un consumo elevado puede dañar la salud.
5. Cáncer colorrectal. El último análisis del año fue publicado en agosto en la revista científica especializada Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention. Este metanálisis, realizado por investigadores estadounidenses y surcoreanos, analiza la relación entre el consumo de alcohol y el riesgo de fallecer por cáncer colorrectal.
Los científicos recogieron información de 12 estudios de cohortes publicados antes de diciembre de 2018, en los cuales se realizaba un seguimiento a un grupo de personas a lo largo del tiempo. Los resultados de nueve estudios mostraron que cuando se comparaba el riesgo de fallecer de los pacientes que nunca habían bebido y de los pacientes que tenían un consumo de alcohol bajo (>12,5 g de etanol/día) o moderado (12,5-37,5 g/día) antes de la detección del cáncer, quienes que bebían poco tenían un menor riesgo de morir por todos los tipos de causas y por cáncer de colon que los abstemios.
Además, los investigadores también trataron de comprobar si el tipo de bebida alcohólica que se bebía tenía importancia en esta relación. Y observaron que aquellos participantes que tenían un consumo bajo o moderado de vino antes de ser diagnosticados de cáncer tenían una menor probabilidad de fallecer, en general, y específicamente debido al cáncer colorrectal.
A estos estudios se suman los profesionales que apoyan el consumo moderado de vino como alimento dentro de la dieta mediterránea. En este sentido, Emilio Ros, jefe clínico de la Unidad de Lípidos y consultor senior del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínic de Barcelona, reivindica la importancia de este alimento y su consumo siempre acompañado con comidas. “El vino con moderación y el aceite de oliva son componentes básicos de la dieta mediterránea», asegura Ros.