Sin perder de vista los riesgos del uso de las redes en la adolescencia, un estudio analiza la cara más desconocida del fenómeno del cybergossip -cotilleo- en estudiantes de Secundaria.
El cybergossip tiene lugar cuando dos o más personas hacen comentarios evaluativos a través de dispositivos digitales sobre una tercera persona que no está presente. Este tipo de ciberconducta es una práctica frecuente que las personas adolescentes realizan cuando hacen uso de las redes sociales y mensajería instantánea y que impacta de forma directa en el grupo, tanto promoviendo como perjudicando la calidad de las relaciones entre sus miembros.
Que los jóvenes realicen comentarios sobre otras personas, es decir, lo que popularmente se conoce como cotillear entre amigos (gossip en su término anglosajón), es un tipo de diálogo entre divertido y casual, que tiende a ser muy popular. Se trata de una conversación que suele tener mala reputación pero que se practica en todas las culturas. Pero el gossip también ha de ser interpretado como un mecanismo que da cohesión al grupo, que favorece el traspaso de información, permite estrechar vínculos e influir en el comportamiento de sus integrantes, y que resulta gratificante porque sirve de entretenimiento. Sin embargo, el cibercotilleo, puede llevar a quienes lo practican a verse implicados en conductas cibernéticas de riesgo como el cyberbullying, que supone un daño intencionado entre iguales a través de las redes. Esta afirmación es una de las conclusiones derivadas del estudio liderado por la profesora titular de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Córdoba y miembro del Laboratorio de Estudios sobre Convivencia y Prevención de la Violencia (LAECOVI) Eva Romera. En el estudio se exploran con detalle las conductas y comentarios evaluativos que hacen los adolescentes de entre 12 y 19 años cuando están conectados a Internet y tienen conversaciones de tipo cotilleo o gossip.
Hasta el momento, los estudios científicos que evalúan la naturaleza de este comportamiento interactivo entre jóvenes son limitados y casi siempre centrados en las conductas negativas, que implican agresiones indirectas y que se realizan con la intención de hacer daño. El estudio de la profesora Romera y un grupo de colaboradores, publicado recientemente en la revista Frontiers in Psychology, viene a dar una vuelta a esta creencia. Según Romera, aunque la investigación no descarta en ningún caso que el cybergossip puede derivar en conductas negativas (excluir del grupo o dañar la imagen de alguien), también se ha de valorar su «función socializadora». En este sentido, el hecho de hacer comentarios evaluativos a través de redes sociales sobre alguien que no está presente puede influir de forma positiva entre los jóvenes porque puede permitir “sentirse mejor, más integrado en el grupo en cuestión, interpretar mejor lo que piensan los demás y aprender más sobre los que nos rodean”. En definitiva, según el estudio, el cybergossip ha de ser interpretado en un sentido amplio, en el que además de ser considerado como un riesgo, “es un mecanismo de aprendizaje social” que promueve nuevas formas de interacción social y en el que se practican habilidades de comunicación digitales útiles para construir relaciones virtuales positivas, porque la complejidad de esta comunicación también suele incluir la revisión crítica y la búsqueda de ajuste entre lo que cada interlocutor aporta.
Para el desarrollo de este estudio, realizado en colaboración con las universidades de Sevilla y de Nariño (Colombia), se ha realizado, además de una extensa revisión bibliográfica sobre el gossip y el cybergossip , el diseño y validación de un cuestionario para su medición, entrevistando para ello a 3.747 estudiantes de Educación Secundaria colombianos y españoles. El cuestionario final se compone de nueve ítems, seleccionados de un número más amplio a través de rigurosos análisis estadísticos. Este método de auto-informe, según la profesora de la UCO, “permite responder de forma confidencial a un fenómeno que está ligado a la confianza y la discreción”.
Los análisis señalan que el cybergossip se entiende de manera similar en ambos países y es usado en la misma medida por chicos y chicas, desechando la falsa creencia de que ellas son “más cybercotillas” que ellos. Se detecta que los adolescentes colombianos practican el cybergossip algo menos que los españoles. Los motivos de esto último hay que buscarlos, según el estudio, en que en Colombia existe una cultura de mayor respeto a las normas, y un menor uso de las redes entre los jóvenes.
Otra de las conclusiones a la que llega la investigación es que el fenómeno del cybergossip debe ser trabajado en el aula. Romera explica que el sistema educativo actual debe incluir “el aprendizaje de la competencia para relacionarse a través de las redes sociales. Se han de ofrecer herramientas que permitan desarrollar relaciones virtuales sanas y de calidad que promuevan el aprendizaje de nuevas formas de interacción. Si bien se ha confirmado la relación entre el cybergossip y otras conductas de riesgo, es necesario también tener en cuenta en las propuestas educativas las potencialidades de este fenómeno, el cual requiere seguir investigándose.