El Liderazgo

La dirección de la pyme debe ser la máxima implicada en el proceso de transformación digital y, naturalmente, también debe saber delegar para implantar y normalizar los nuevos procesos con éxito. En esta evolución de la empresa todo gira alrededor de las personas.

La gestión del cambio debe impregnar a todos y, especialmente a la dirección y a los mandos intermedios. Ellos son el equipo multidisciplinar que deberá alcanzar la primera meta (implantación total) y dirigir a los equipos departamentales hacia la segunda (normalización). Mientras tanto deberá generar sinergias e impulsar cada paso.

Obviamente, no parece algo que puede delegarse en un millenial obligado a utilizar herramientas gratuitas porque trabaja sin presupuesto, sin una dirección clara y con todo el peso de la organización sobre sus hombros.

Es el Cliente

El verdadero núcleo de cualquier empresa es el Cliente; éste opina y difunde su punto de vista. Crea tendencias, simpatías o antipatías hacia una empresa, compra de forma distinta, utiliza todos los canales y es tremendamente exigente con los bienes que paga. Tiene poder para ser nuestro prescriptor o nuestro crítico más despiadado; en él reside buena parte de la mejor o peor reputación de una empresa. Es una situación sin precedentes en la historia empresarial.

Por su parte, la transformación digital da poder a la empresa para conocer mejor a los clientes y disponer de datos a los que, hace pocos años, era imposible acceder. Esta es el arma de la pyme en este área, el conocimiento del cliente, sus necesidades, qué espera, qué exige. Es aquí donde entra en el escenario el Big Data y el análisis, imprescindibles para saber qué hacer en cada momento.

La Transformación Digital de los RRHH

Pero, antes de abordar este enorme proyecto ¿saben tus empleados hacia dónde se dirige la organización? ¿Conocen y asumen la magnitud del cambio que han de realizar? ¿Has sabido comprometerlos en este nuevo e importante paso?

La transformación digital afecta a todos y cada uno de los empleados; su implicación y compromiso es imprescindible. Se van a implantar nuevos procesos y formas de trabajar, todos deben estar avisados, contar con información periódica y actualizada sobre los pasos a dar y cómo van a darse, saber quién es quién.

Además, la formación continua no sólo será una parte del proyecto sino, también, de la actividad normalizada posterior. Aparecerán nuevos procesos operacionales y modelos de negocio que todos deberán conocer a fondo; adaptarse a ellos pasa por la formación.

Las pymes no se enfrentan a un obstáculo que deben superar, sino a un cambio estructural que tienen que asumir. Dicho más claramente: las cosas nunca volverán a ser como antes.

Ahora, la Planificación

Antes de tomar cualquier decisión es imprescindible planificar. Lo que está en juego no se resuelve con la brillante capacidad de improvisación que otros países nos envidian.

Es necesario analizar y conocer qué cambios hay que realizar y cómo van a realizarse. Es el momento de tomar una decisión: ¿quién va a acompañar a tu pyme en el cambio? El abanico de empresas consultoras y de prestigio en España es grande, hay donde elegir y es necesario contar con expertos desde el inicio de tu transformación.

Pero ¿y la Tecnología?

Como decimos siempre, es un medio esencial, tremendamente relevante, pero no es el fin último de este proceso. Es importante tener en cuenta los siguientes aspectos respecto a ella porque es tan fascinante que puede hacernos creer que ella, por sí sola, nos resuelve la transformación digital:

  • La tecnología, por sí misma, no transforma a las empresas. Nos enfrentamos a un cambio de mentalidad y en la forma de hacer negocios.
  • Digitalizar no es lo mismo que transformarse digitalmente.
  • Derriba las barreras que nos separan de nuestros clientes y hace posible la omnicanalidad (una parte de la transformación).
  • Aumenta la capacidad de venta de la pyme y facilita la creación de nuevos servicios y productos.

El mundo ha cambiado y las empresas que no lo hagan con él se verán obligadas a desaparecer. En un tejido industrial como el español, formado en más de un 99% por pymes, sería catastrófico perder tal conocimiento y experiencia.